Estée fue una "gran anfitriona", dice su nieta y Directora de Estilo e Imagen de Estée Lauder, Aerin Lauder, y recibía con mucho gusto a amigos y personalidades internacionales en su casa y oficinas, siempre dándoles un producto como regalo de despedida.
En 1988, organizó una gran bienvenida a la Primera Dama de Rusia, Raisa Gorbachev, en las oficinas centrales de Estée Lauder en la ciudad de Nueva York, una de las visitantes más prominentes para los EE.UU. en aquel momento. Para celebrar la ocasión, Estée estrechó la mano de la Sra. de Gorbachov en un gesto victorioso, un momento que fue capturado en una fotografía que Estée atesoraba y permanece en su oficina.